Guillermo abraza a su tía Paola Leiva, quien se encarga de transportarlo a la escuela y llevarle su almuerzo y merienda. “Amo a mi tía porque hace muy ricos los espaguetis”, afirmó.
EL PROGRESO.- Guillermo Josué Romero Leiva tiene sólo 12 años, pero tiene la increíble estatura de 1.70 metros y pesa 290 libras.
Aunque aparenta estar saludable, con una autoestima bastante alta y una facilidad de palabra asombrosa, su familia teme que dentro de poco la obesidad le pase factura.
“Yo le pido a Dios que me ayude porque me da miedo que mi niño vaya a morir de un paro cardíaco, pues los médicos ya me lo advirtieron”, expresó entre lágrimas Guillermina Sorto Pozas, abuela del menor.
La maestra jubilada asegura que ha buscado varios especialistas para que ayuden a su nieto con su problema de obesidad, sin embargo hasta ahora los resultados no son los mejores.
“Lo he puesto en tratamiento con sicólogos, nutricionistas, le pago clases de fútbol, de guitarra, con tal de mantenerlo entretenido y alejado de la comida”, agregó, tras señalar que ella y el resto de su familia se privan de muchos alimentos con el fin de alimentar sanamente a Guillermo. 
A sus 12 años Guillermo Josué mide 1.70 metros y pesa 290 libras. En la gráfica con su madre y sus dos hermanitos.
“Casi todo lo que compramos es dietético, no consumimos refrescos y hacemos medida la comida para que no consuma más de la cantidad que los médicos le han indicado, pues él siempre se encarga de los sobrantes”, aseguró la señora, mejor conocida entre sus amistades como “la súper abuela” gracias a la lucha sin tregua que ha emprendido por la salud de su nieto.
Sus inicios
La maestra retirada explicó que los padres de Guillermo se marcharon ilegalmente a Estados Unidos cuando éste tenía un año de vida.
“El niño tiene tendencia a ser obeso porque su mamá y otros parientes cercanos son gruesos, pero no obesos. Cuando Guillermo tenía tres años sufrió un resfriado fuerte y supuestamente los medicamentos que me indicaron contribuyeron a su obesidad”, recordó la abuela, sin especificar el nombre de la medicina.
Desde los tres años Guillermo ha aumentado de peso descontroladamente pues su abuela, tratando de cubrir la ausencia de sus padres, le daba todo lo que le pedía.
“En la casa no comía grandes cantidades de comida, pero yo le daba dinero para la escuela y él aprovechaba para comer golosinas y comidas no saludables”.
Guillermo Josué, pese a su condición física no sufre de complejos, habla inglés y es bueno en matemáticas, en la gráfica con un compañerito de grado.
Incluso, hoy en día, aunque su abuela le restringió el dinero, Guillermo siempre se las ingenia para conseguir galletas, churros y refrescos.
“De la refrigeradora se me desaparece la comida y con los días encuentro las envolturas escondidas detrás de las mesas o los muebles. También encuentro bolsas de dulces y galletas en grandes cantidades”, añadió.
Además del sobrepeso, Guillermo Josué sufre un problema llamado “genu varo”, es decir que sus rodillas se doblan adquiriendo una forma arqueada. Gracias a Cure Internacional ha sido operado en tres ocasiones, pero el sobrepeso ha complicado el estado de sus piernas.
Pese a la preocupación de su familia, Guillermo Josué se considera un niño sano y asegura que de grande quiere ser odontólogo y abogado. “Mi comida favorita son los canelones, el pollo y los espaguetis”, expresa el voluminoso menor, quien reside junto a su abuela y tíos en el barrio San Francisco de El Progreso, Yoro.
“Estoy en sexto grado, puedo hablar inglés y tenía novia, pero las cosas no funcionaron y terminamos”, contó, tras indicar que está tratando de conquistar el corazón de otra compañerita.
La abuela de Guillermo está buscando ayuda de médicos hondureños o extranjeros, pues todo lo que ha investigado hasta ahora sobre la obesidad indica que la dieta no funciona y el único tratamiento a seguir es la cirugía bariátrica (bypass gástrico).
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