El 70 por ciento de los capitalinos que viajan en el transporte urbano tienen que ir apiñados con los demás pasajeros.
Tegucigalpa ,Honduras .
“¡Usté mama, la de rojo, péguese al caballero, córrase para atrás, no atrase que todos se quieren ir!, ¡dos filas en el centro pue...!”“¿Para dónde me corro si ya no cabemos, vamos amontonados y después no puede salir uno? expresó molesta Faustina Perdomo.
¡A no, si no le gusta entonces pague taxi doña!, respondió groseramente el cobrador de la unidad.
“Juntos pero no revueltos”, los capitalinos que utilizan a diario el transporte público quisieran que este popular dicho se cumpliera, pero lastimosamente en las horas picos es imposible.
Y es que el hacinamiento de personas que se vive dentro de estos ataúdes rodantes, es el cuento de nunca acabar y por más que los usuarios se quejen de esto, hasta el momento no se ha hecho nada al respecto.
Pese a que en años anteriores Gautama Fonseca, ex ministro de Seguridad, impuso la medida a los transportistas de buses, de llevar un pasajero en pie por cada asiento del automotor, ésta no duró por mucho tiempo.
Aunque en ningún momento se suspendió su aplicación, los transportistas con el tiempo, burlaron la medida.
Víctimas del atropello
Hoy en día, los capitalinos tienen que viajar como sardinas enlatadas en estos autobuses chatarras. Lo peor del caso es que los usuarios están expuestos a los constantes atropellos.
Son cientos de pasajeros que a diario se convierten en víctimas de la delincuencia, y no solo eso, en muchas ocasiones es lacerada su dignidad.
“Muchas veces me han asaltado dentro del bus, la última vez fue precisamente hace una semana, a pesar de que iban bastantes personas, un muchacho se sentó a mi lado y me puso un puñal en la cintura amenazándome que si no le daba el celular y el dinero, me iba a matar”, expresó Tania Fuentes, usuaria de la colonia El Carrizal.
Al igual que la experiencia de esta capitalina, muchas personas la viven a diario.
Las mujeres son las que sufren aún más el irrespeto de parte de algunas personas que aprovechan el hacinamiento para hacer acosos sexuales.
Por esta razón, muchas ciudadanas abordan las unidades con el temor de sufrir este tipo de situaciones.
Tal es el caso de Francia Gónzalez, una jovencita de 18 años, quién ha quedado con temor después de una experiencia reciente, “me subo a los buses porque no puedo pagar taxi, pero he quedado traumada después de que un cobrador me “manoseo”, a uno de mujer le faltan al respeto”, declaró.
Sanciones flojas
Y es que a muchos de los conductores parece poco importarles la seguridad del usuario, tratarlos como animales, y por si fuera poco, llevarlos como salchichas enlatadas, al igual que irrespetar la Ley de Convivencia Social y los compromisos de no llevar exceso de personas.
En el capítulo cuatro, artículo 148, numeral 11 de la Ley de Convivencia Social, se expone que el departamento municipal de justicia impondrá una multa al motorista de bus o de taxi que introduzca el número mayor de personas a la capacidad del vehículo.
Según Pastor Canales, titular de la Dirección General de Transporte, en ningún párrafo de la mencionada ley se habla de la capacidad de pasajeros en las unidades y por ello se dejó de aplicar.
“La medida del número de pasajeros de pie y sentados en los autobuses es algo que no está certificado en ninguna ley”, reiteró.
No obstante, informó que el conductor que lleve exceso de pasajeros se le aplica una esquela o multa.
Canales detalló que el monto de la sanción a los transportistas por sobrecargar las unidades, es de 100 a 600 lempiras, con la esquela pueden circular solo 24 horas y después tienen que pagarla en cualquier banco.
Ley de Tránsito
El abuso de algunos motoristas como abastecer de combustible la unidad cuando llevan pasajeros, circular con las puertas abiertas, llevar un pasajero al lado izquierdo del conductor en las unidades de transporte público, son consideradas faltas menos graves dentro de la Ley de Tránsito.
Los infractores que incurran en alguna de ellas pagarán una multa entre 300 y 600 lempiras.
Al parecer las sanciones son “muy flojas” para la mayoría de los motoristas, ya que día a día se puede ver cómo infringen la ley.
Desde los estridentes ruidos a causa de los parlantes dentro de las unidades, transportarse en buses obsoletos, soportar las malcriadeces de algunos cobradores, asientos rotos y oxidados, hasta ser asaltados, son algunos de los peligros a los que se exponen.
Mientras no se tomen medidas contundentes, los capitalinos, usuarios del transporte urbano, seguirán expuestos al abuso, irrespeto y malos tratos de parte de conductores y cobradores.
A diario conductores comenten faltas
Son cientos de motoristas que infringen a diario la ley.
Según René Panchamé, director general de tránsito, los motoristas y cobradores están en la obligación de respetar al usuario.
“Ellos como personas pueden andar como quieran, pero sí queremos que cambien su aspecto y no anden con pelo largo y aritos, porque infunden hasta repulsión en los usuarios”, aseguró.
Los abusos dentro de las unidades de transporte se cometen a diario, y pese a los reclamos y denuncias que presentan quienes por obligación muchas veces hacen uso de estas unidades, se quedan en el aire.
A petición del 70 por ciento de la población que aborda el transporte urbano piden que las autoridades competentes se pronuncien cuanto antes y frenen los abusos
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